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Regalo un día de ofetas de cursos deportes extremos terrestre Girona . des. El viejo Zebedeo se enfureció al ver que también ellos miraban hacia la llanura con los brazos caídos. —¡Ocupémonos de nuestro trabajo, muchachos! —gritó al tiempo que bajaba del peñasco—. ¡Arriba! —Volvió a coger la soga y aparentó tirar de ella—. Nosotros somos pescadores, gracias a Dios, y no labradores. ¡Aunque venga otro diluvio, los peces saben nadar y no se ahogarán! ¡Dos y dos son
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