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Regalo un día de paquete deportes de extremos acuaticos Lleida . ua como loca, salía de ella, tosía, gruñía, remontaba la pequeña pendiente de la playa y luego se echaba una siesta sobre la arena. Después volvía al agua, hasta que un día se dio cuenta de que ella era su auténtico elemento. Podéis imaginaros los estupendos ratos que pasó con sus compañeros, dándose chapuzones para pasar por debajo de las olas, o cabalgando sobre su cresta, para ate rrizar en me
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