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Regalo un día de turismo en practicar deporte de aventuras piraguas Zaragoza . con un hilo de voz, y le dio otro número. Pero el papá de Nadia tampoco estaba en el trabajo. —Estará más tarde —le comunicaron a Fistín—. ¿Quién pregunta por él? —Un amigo. Habíamos quedado en que le llamaría esta mañana. —Deje su número de teléfono, le llamará. —Lo tiene —mintió el tío Kolia—. ¿Sabe a qué hora puedo encontrarle? —No podría decírselo, no lo sé. Nikolay le sirvió a Nadia otra taz

Regalo un día de excursión enclases deporte de aventuras aereo Leon . ue no viene? Apúrese, muchacho. —Si me apuro, madre; pero, ¡me duele tanto el estómago! Manuelito entró restregándose las manos sonriéndose. —Buenas tardes, caballeros. Contestado el saludo, el 16 preguntó: —¿Está enfermo, Manuelito? —No, señor. Es que todo el día le he puesto cola de mono y si me acerco a la monja, por el olor me pilla. ¡Si es muy viva!, se me hace la lesita, pero a mí, ¡naranjas

Regalo un día de deportes de extremo capeas Jaen . que sobre el querer está siempre el saber. Hoy, desde luego, un suceso como éste no pasa de ser un chascarrillo que se cuenta a las aplicadas estudiantes de enfermería para romper un poco el tedio y la tensión con que transcurre su duro aprendizaje. La mayoría de los hospitales disponen de un servicio de seguridad encomendado a alguna de las múltiples empresas de vigilancia que ofrecen personal cu

Regalo un día de practicar deporte de aventuras piraguas Zaragoza . s a usted! subrayó otra dama. ¡Cásese, querido príncipe, cásese! chilló una tercera. ¡Cásese, cásese! exclamaron por toda la sala. ¿Por qué no casarse? Pues sí . ¿por qué no casarse? asintió el príncipe, aturdido por todos esos gritos. ¡Tío! exclamó Mozglyakov. Pues sí, amigo mío, ya te entiendo. Mes dames, precisamente quería decirles a ustedes que ya no estoy en condiciones de

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