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Regalo un día de ofetas de cursos deportes de extremo piraguas Barcelona . —Espérame un momento —dijo Flor—. Sólo me pongo los zapatos, recojo mis cosas y nos vamos. Le indicó a Lavinia que se sentara y desapareció detrás de una cortina floreada. Meciéndose, tamborileando sobre el brazo de la butaca, Lavinia esperó. Le dolía la cabeza. Flor salió al poco rato, vestida con un traje holgado y sencillo, celeste, y un maletín de médico en la mano. Se notaba preocupada. Apag
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