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Regalo un día de deportes de extremo terrestre Almeria . erdo de la estatuita en el espejo del dormitorio no era justificable. Nunca la puse en el dormitorio. En casa, la vi únicamente en el otro cuarto (en el estante o en manos de Paulina o en las mías).     Aterrado, quise mirar de nuevo esos recuerdos. E1 espejo reapareció, rodeado de ángeles y de guirnaldas de madera, con Paulina en el centro y el caballito a la derecha. Yo no estaba seguro de que r

Regalo un día de practicar deportes de extremo quads Santa Cruz de Tenerife . onriendo y bajando con sentimiento las pestañas, me preguntó si deseaba cabritilla o Suecia. Yo murmuré, inclinándome sobre el mostrador: —Le traigo recuerdos del Alpendrinha. Ella escogió un botón de rosa de un ramo que estaba en un vaso sobre el mostrador, y me lo ofreció en la punta de los dedos. Lo besé con furor, y la voracidad de aquella caricia pareció agradarle; una oleada de sangre col

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