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Regalo un día de Realizar deportes aventuras terrestre Lleida . a de llegar junto a ellos cuando se oyó delante de la puerta de la casa un estampido seco; en el mismo momento noté un violento golpe contra mi pierna izquierda. Gritando el ancestral grito de los guerreros: «¡Me han dado!», bajé dando saltos, con mi pipa en la boca, las escaleras del sótano. Rápidamente se encendió una luz y se examinó el caso. Primero pedí, como hacía siempre en tales ocasione
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