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Regalo un día de oferta de deportes de aventura capeas Lleida . la casa, donde tenía un pequeño cuarto con una gran puerta oscilante recortada en la pared, para poder entrar y salir a discreción. Se me acercó y me empezó a lamer la mano. Le miré los ojos llenos de sentimiento y supe que éramos los mejores amigos. Como en respuesta a una invitación tácita, se tendió sobre mi regazo, instalándose cómodamente. Le acaricié el pelo suave y sedoso y me llenó un pro
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