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Regalo un día de ofetas pack deporte aventuras byggys Guadalajara . me apresuraba a bajar al jardín para dar suelta a las lágrimas. En él había un rincón obscuro, donde se arrojaban los cacharros rotos; lugar sombrío, que me agradaba porque los enfermos no iban allí nunca. En tal sitio pasaba yo horas y horas, sentado en un banco carcomido, meditando. Ideas negras cruzaban por mi mente; llegaba a pensar que Catalina podía olvidarse de sus promesas, y exclamaba: «¡
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